La escuela es como esta escalera, el vehículo hacia el objetivo...y si uno se divierte y divierte, y a la vez se aminora la sensación de esfuerzo para llegar a las metas previstas, mejor aún.
Está claro que los buenos profesores son ingenieros de la educación. Nada de lo que hacemos vale para siempre, todo cambia, porque la realidad con la que trabajamos es distinta día a día. Cada alumno es un mundo y ni siquiera un alumno concreto tiene el mismo estado de ánimo un día que otro, y tú, profesor, tampoco.
Inventar cada día, reinventarse cada día. Eso es lo más agotador y apasionante de todo.
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